Los ancestrales caminos de ganado permitieron el traslado de los cátaros occitanos hasta tierras valencianas bajo el disfraz de la trashumancia: los pastores con sus carros y rebaños de ovejas transcurrían por las rutas pirenaicas del sur para acabar instalándose en las poblaciones reciente conquistadas por el rey “amigo” Jaime I. Muchos de estos pueblos fueron del Maestrat, donde surgió un próspero comercio de la lana y por ello, no es extraño que los cátaros fueron conocidos a menudo como “los tejedores”. Estos caminos ganaderos de trashumancia fueron rutas de exilio para la población cátara occitana, en la búsqueda de un nuevo destino de paz y libertad que encontraron en gran parte aquí.