La tradición del Grial surge en paralelo a la difusión del catarismo en Occitania, a mediados s. X, cuando se busca un acercamiento al cristianismo más puro. La mitología medieval, apoyada en obras literarias y en operas como Parzifal de Wagner, explica que Montsegur, conocido como “el tesoro de los cátaros”, custodiaba el Grial, y que, después del asedio de 1243, fue escondido por las montañas de los Pirineos y en lugares sagrados. La historia nos dice que en 1437 llegó a la ciudad de Valencia un cáliz del tiempo de Jesús y que ahora se guarda con gran devoción, en su Catedral, bajo el nombre de Santo Cáliz.

El Grial y los cátaros han sido unidos a lo largo de los siglos, desde los orígenes del cristianismo gnóstico por su concepto dualista, pasando por la persecución, ocultación y peregrinación hasta tierras valencianas. El Grial es la reliquia más importante del cristianismo que sigue viva hasta la actualidad.