Caminos de los Cátaros nos descubre diversas sendas de trashumancia ganadera, que atravesaban las altas montañas para descender hacia los fértiles valles y llegar a las poblaciones amuralladas del norte de la Comunidad Valenciana, donde se desarrolló un gran comercio de la lana. Se dice que sin el ruido de los telares de Morella y Sant Mateu no habrían existido los finos vestidos del renacimiento italiano.